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Un poquito de filosofía de arañas...

  • Sarya Luna
  • 3 dic 2017
  • 5 Min. de lectura

artista Merikallabe

Vamos a hablar un poquito de las mujeres que somos en nuestro ciclo menstrual y del aprendizaje que nos convida nuestro cuerpo. Pasé mucho tiempo de mi vida, muchas menstruaciones, cansándome de mí misma por mi impredecible sentir y cambios de percepción sobre los mismos hechos. Auto diagnosticándome bipolaridad o multipolaridad y recetándome puros reclamos y culpabilidad. Y nunca se me ocurrió comprenderme desde mi mu-danza continua y la diversidad de necesidades que eso implica. El traje de la uniformidad no me quedaba y creo que a ninguna mujer tampoco. Pero no fue ceguera ni rigidez gratuita, ha sido vivir sin quitarnos los lentes de la linealidad y del ritmo androcéntrico y patriarcal. Y es normal porque esta es la cultura que hemos lactado. Y de ahí la sordera al relojito de nuestro útero que no es lineal sino circular. Nuestro cuerpo va en un movimiento de laberinto, es circular porque el ciclo menstrual tiene un inicio y una culminación, pero cada ciclo no somos las mismas, porque aunque vamos en círculo vamos variando las alturas y profundidades de acuerdo a cómo vamos integrando nuestras etapas y conforme vamos tejiendo nuestra vida. Entonces nos hemos estado perdiendo de disfrutar esas mu-danzas, apropiarnos de la sabiduría de la araña que crea y deshace. Hemos estado ajenas a ese laberinto que somos y que aunque lo hemos intuido hemos estado des alfabetizadas de nuestro cuerpo. Nos hemos desgastado queriendo caminar en línea indiscriminadamente y desatendiendo lo que el cuerpo pide. Resulta que el asunto no es tan complejo en lo que al sustrato respecta, ósea nuestro cuerpo, pero eso sí, es riquísimo en nuevos sentidos y posibilidades de vivirlo. La protagonista de esta orquestación y coreografía repetitiva es la ovulación y es quien determina la salud en nuestra etapa "fértil". Nuestro coctel de hormonas son más importantes de lo que nos imaginamos para que nuestro cuerpo funcione plenamente y se integre con nuestras emociones. Durante el ciclo menstrual nuestro cuerpo pasa por dos fases básicamente. Una que inicia el primer día de nuestra menstruación y va hasta antes de la ovulación y la segunda fase que es desde que ovulamos hasta antes de que menstruamos de nuevo. En términos médicos es la fase folicular y la fase lutea. Pero el nombre es lo de menos. En la primera fase predomina el estrógeno, nuestro cuerpo está madurando un óvulo y el endometrio (tejido que recubre al útero) se está formando de nuevo. Nuestra energía está alta y hacia afuera. Somos la luna que está creciendo hacia su máxima iluminación. Somos productivas, osadas, asertivas, sociables y racionales predominantemente. Es la primavera de nuestro cuerpo que florece. Por lo mismo es una de las fase que más se ajusta a las expectativas sociales de cómo debemos de ser la mujeres. Durante estos días nuestra temperatura es más baja que antes de la ovulación, tenemos escaso moco cervical, el cérvix está alto. La segunda fase inicia con la ovulación, el clímax de nuestra fertilidad y el aspecto más aprobado socialmente de las mujeres en términos culturales. Porque es el momento en que se equilibra la apertura, comunicación e interés por los demás y nuestra sensualidad y atracción física y sociable. El estrógeno desciende y hay un pico de hormona leutinizante. La ovulación ocurre entre 12 o 14 días antes del inicio de nuestra menstruación. Con la ovulación aparece el moco fértil que es transparente como la clara de huevo y es pegajoso. Nos está avisando de nuestra ventana de fertilidad. Nuestro cérvix baja y nuestra temperatura se eleva. Somos más atractivas físicamente. Pasada la ovulación la progesterona comienza a elevarse y con ella empezamos la navegación hacia nuestro interior des conectándonos del mundo externo o reaccionando más sensibles a los estímulos externos. Entramos en el otoño y la luna que mengua. Si nos embarazamos será otra historia pero cuando no ocurre nuestro cuerpo se prepara para soltar lo que ya no necesitamos. Lo que ya no necesitamos puede ser físico como emocional y espiritual pero muchas veces nuestra aprensión es necia a seguir el buen ejemplo de nuestro cuerpo que suelta todo con la menstruación. Y a veces somos tan necias que incluso afectamos la disposición de nuestro cuerpo a fluir y soltar. Pero el tema de nuestros desequilibrios menstruales será para otra ocasión, basta con que hoy reflexionemos si estamos escuchando la sabiduría uterina de soltar o estamos contradiciéndola con una negación a fluir. En la fase post ovulatoria o premenstrual empieza el choque de lo racional, el estilo de vida citadino productivo con la mujer intuitiva, la que hace el balance de lo que está bien y no en su vida. Nuestro cuerpo manda su energía hacia abajo y nosotras nos sentimos poco productivas y disponibles. A veces nuestro enojo habla por nosotras y empieza a doler el cuerpo proporcional al peso de las cosas que hay que soltar y según como nos hacemos cargo de eso. Soñamos más y nuestro humor es impredecible. Cuando estamos pre menstruales buscamos más lo que nos nutre y no tanto lo que atrae a los demás. Nos preparamos para soltar y recargar nuestra energía durante la menstruación. Nos preparamos para el invierno y la luna nueva y para empezar de nuevo nuestra mu-danza. Así que nuestro cuerpo está como la araña tejiendo la red de la vida y deshaciéndola para soltar aquello que no echo raíz y continuar esa labor hasta que llegue el embarazo o la menopausia (Y la menopausia ya no necesitará esa metamorfosis de las estaciones del ciclo, porque llegado su momento, nos volvemos la semilla que en su interior conserva la sabiduría y energía de la flor de la juventud y el fruto de la fecundidad). Y entonces por qué nosotras no dejamos de exigirnos responder a una lógica lineal, en la que todo es acumulativo y se mide por lo productivo. Nuestro cuerpo nos está dando pistas de vivir con otra lógica y sobre todo integrar todo lo que somos: mujeres osadas, activas, sociables, amorosas, sensuales, sensibles, introspectivas, soñadoras, intuitivas, analíticas, prácticas. Pero sobre todo somos mujeres con capacidad de renovarnos y nutrirnos a nosotras mismas y lo que nos rodea. Cada mujer dependiendo de su historia, su contexto, cultura y los acontecimientos importantes que ocurren en su vida vivirá a su manera sus ciclos. El llamado es a empezar a escucharnos, descifrarnos y fluir en armonía con el mensaje que nuestro cuerpo nos da cada mes. Hay un chisme cósmico entre nuestros órganos, emociones, espíritu y el adentro y el afuera de nuestro cuerpo. Todo para que la vida pueda vivir, que por un lado es nuestro lado animal intentando perpetuar la especie y por otro nuestro cuerpo y ser psico social cultural re inventándose cada mes. Podemos dejar de pelear con nosotras, e incluso aprender de esta naturaleza desapegada y laberíntica sin perdernos en el camino a nosotras mismas. Si tienes dudas sobre cómo empezar este viaje de conocimiento de ti misma escríbeme y queda atenta a los talleres de Jardineser. También te recomiendo nuestra biblioteca virtual con muchos textos que te acompañaran. En especial te recomiendo el libro "Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer" de Christiane Northrup y "Viaje al ciclo menstrual" de Anna Salvia. También tengo agendas menstruales de Loreto Contreras Herrera para que tengas tu hoja de ruta en esta navegación

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Jardineser promueve la salud menstrual, la ginecología natural, el ecofeminismo  y la educación sexual con perspectiva de equidad de género. Damos asesorías, talleres y ofrecemos productos alternativos menstruales.

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